Sin duda, uno de los peores dolores de cabeza para cualquier artesana o, decoradora de eventos. Somos fantásticas en crear, en comprar materiales (incluso los que no necesitamos 😫), en levantarnos cada día sólo pensando en todo lo que vamos a crear con nuestras manos … tan sólo con eso, ya somos felices. Pero, de repente, llega un posible cliente y nos dice: ?cuánto vale esto? ¡OMG! Tierra, trágame. Por un lado estás deseando vender tu arte pero, por otro, como no tienes ni idea de cuánto cobrar, hasta prefieres no ganar un euro a cambio de no pasar ese mal rato.
¿Te suena?
A mí sí, y mucho. Y, ¿sabes por qué pasa? Porque no sabemos poner precio a lo que creamos. Pensamos que, como nos encanta lo que hacemos, para qué cobrar. Nuestro miedo nos lleva, incluso, a regalar nuestro trabajo a veces. No tenemos ni idea de por dónde empezar.
Pero, el regalar se va a acabar, y vamos a dejar de intercambiar nuestro tiempo por dinero, de una vez por todas. ¿Estas preparada?
¡Vamos allá!
Una lección muy instructiva